lunes, noviembre 4, 2024
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    Pegasus: 2a parte En Colombia los vuelos secretos de Pegaso y la danza en el aire de millones de dólares en efectivo

    Por: Diego Catatumbo

    La noche era densa y los rostros de los periodistas Edinson Bolaños y Víctor estaban iluminados solo por el brillo parpadeante de las pantallas en la sala de Señal Investigativa. La revelación de Pegasus en Colombia había capturado la atención de todos, y esta entrega no sería menos electrizante. Esta vez, no eran simples rumores o teorías conspirativas lo que tenían en sus manos; eran pruebas que cruzaban el Atlántico, dejaban rastros en los cielos de Bogotá y Santo Domingo, y aterrizaban con el peso de millones de dólares en efectivo. Una historia digna de novela negra, si no fuera por el estruendoso eco de una realidad tan cruda que hace que hasta el más escéptico mueva indignado su cabeza.

    Con voz pausada y grave, Edinson comienza a relatar: “Hoy les traemos las matrículas, las fotos de los aviones, y los nombres de los pilotos. Este es un programa histórico que quedará en la memoria de todos los colombianos”. Y así, una investigación que desde 2021 ha desnudado un entramado de espionaje global ahora nos ofrece la evidencia en una bandeja de plata. Con precisión quirúrgica, la alianza entre la Revista Raya y Señal Colombia desmantela el misterio de cómo Pegasus, el infame software de espionaje, fue traído clandestinamente al país en vuelos programados con la misma meticulosidad que un golpe de reloj.

    El 25 de junio de 2021, un Bombardero Challenger, matrícula M-GG, despegó de Tel Aviv. Su destino final, Bogotá, después de paradas discretas en las Islas Canarias y la isla Margarita en Venezuela. En cada escala, el silencio era más atronador que el ruido de los motores. Como un espectro de tecnología militar, el avión traía consigo no solo el virus Pegasus, sino el primer paquete de los 5,5 millones de dólares en efectivo que el gobierno de Iván Duque entregaría para adquirir el espía de bolsillo más letal del mercado. Sin embargo, aquí no hay héroes ni villanos de cómic; hay hombres de traje oscuro y miradas evasivas, millones de dólares en efectivo, y un rastro tan pulido que cuesta creer que sea real.

    Las pruebas son frías, tangibles, y a la vez, el realismo capitalista, siempre supera a la mejor novela de espionaje. «El piloto, Amir Sade, un israelí de la industria de defensa, trabajó durante años en el gigante Elbit Systems», prosigue Edinson, mostrando una imagen granulada del hombre. «Según su hoja de vida, Amir Sade es un experto en integración de productos de software y hardware para la industria militar. Sin embargo, en su versión pública, asegura estar hoy en el negocio panadero». Una coartada irónica para alguien que vuela millones en efectivo y software de vigilancia.

    Mientras Edinson narra, la pantalla muestra el segundo vuelo, otro jet privado con matrícula T7-CPX, favorito de altos funcionarios israelíes. El 18 de septiembre de 2021, este avión aterrizó en Bogotá para recoger el segundo paquete de 5,5 millones de dólares. Los espectadores, al igual que los periodistas en la sala, parecen estar atrapados en una red de mentiras, dinero y poder, tejida con precisión por manos invisibles. Esas manos que, desde las alturas, bajan sobre nosotros y controlan hasta los pensamientos en nuestros teléfonos, porque Pegasus no es cualquier software. Es el infiltrado omnipresente, el guardián oscuro que convierte la privacidad en un mito. ¿Quiénes son los responsables de esta obra de espionaje ilegal en Colombia? Si quiere saberlo no se pierda la próxima entrega.

    Esta es la segunda entrega de una serie de crónicas con las que vamos a destapar todo un entramado de corrupción global y atentados contra los derechos civiles y políticos del mundo libre. Los gobiernos, sus agencias de inteligencia, y corporaciones están violando nuestra privacidad y libertad en nombre de la «seguridad». Pero la verdad, como bien sabemos, siempre encuentra su camino.

     

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