Por: Tito Gómez – Doctor Jekyll-*
En estos días han sido muchos los artículos que a partir de la derrota del Partido Demócrata en los Estados Unidos hacen críticas a las luchas por la identidad, sugiriendo que el neoliberalismo las utiliza para desviar la atención de los problemas socioeconómicos. Desde una perspectiva de izquierda marxista, es crucial desafiar esta visión y resaltar la importancia de las luchas feministas, antirracistas y LGBTIQ como parte integral de la lucha contra el capitalismo.
La mayoría de estos artículos descalifican las luchas identitarias al sugerir que han sido instrumentalizadas para mantener el statu quo neoliberal. Esta visión minimiza la importancia de estas luchas y su impacto real en la vida de las personas. Las luchas por la igualdad de género, racial y sexual no deben ser vistas como simples adornos del neoliberalismo, que las instrumentaliza para mejorar su imagen sin cuestionar las estructuras de poder subyacentes. Estas luchas son, en cambio, fundamentales para la construcción de una sociedad verdaderamente justa y equitativa, pues desafían y transforman las jerarquías de opresión que perpetúan las desigualdades sociales, económicas y políticas. Angela Davis, en su obra «Mujer, raza y clase», argumenta que las opresiones de género y raza están intrínsecamente ligadas a las estructuras económicas del capitalismo [1].
Quienes impulsan estos debates, insisten en plantear una falsa dicotomía entre las luchas identitarias y las luchas socioeconómicas, como si fueran mutuamente excluyentes. Desde una perspectiva marxista, entendemos que las opresiones de género, raza y sexualidad están intrínsecamente ligadas a las estructuras económicas. La explotación capitalista se refuerza y perpetúa a través de estas opresiones, y por lo tanto, luchar contra ellas es también luchar contra el capitalismo. José Carlos Mariátegui, en «Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana», subraya la necesidad de una lucha integral que aborde tanto las cuestiones económicas como las culturales [2].
Estos analistas subestiman el poder transformador de las luchas identitarias al argumentar que son minoritarias y elitistas. Esta afirmación ignora el hecho de que estas luchas han logrado cambios significativos en la legislación, la cultura y la conciencia social. Además, estas luchas han sido impulsadas y sostenidas por movimientos de base que representan a amplios sectores de la población, no solo a una élite académica. Angela Davis ha destacado repetidamente cómo los movimientos de base han sido cruciales para avanzar en la justicia social [3].
Así mismo los autores aprovechan para hacer “críticas” a la que ellos califican de «nueva izquierda» o “izquierda woke” (de manera despectiva), por centrarse en demandas identitarias, como si ello deslegitimara este tipo de luchas. Esas críticas descalifican los procesos de las izquierdas a nivel mundial, por ser inclusivas y reconocer la interseccionalidad de las opresiones. Una izquierda que ignore las luchas de género, raza y sexualidad está condenada a repetir los errores del pasado y a alienar a grandes sectores de la población que sufren estas opresiones de manera cotidiana. La interseccionalidad, como concepto desarrollado por Kimberlé Crenshaw, es esencial para entender cómo las diferentes formas de opresión se entrelazan y refuerzan mutuamente [4].
Las luchas feministas, antirracistas y de la comunidad LGBTIQ+ no son un desvío de las legítimas luchas de la izquierda contra el neoliberalismo, sino una parte esencial de ella. La verdadera transformación social requiere una visión amplia que integre todas las formas de opresión y explotación, reconociendo que solo a través de la unidad y la solidaridad podemos construir un mundo más justo y equitativo. Como señala Mariátegui, la revolución debe ser tanto económica como cultural [2].
Finalmente, es importante recordar que las luchas identitarias no solo buscan la inclusión en el sistema existente, sino que también cuestionan y desafían las estructuras de poder que perpetúan la desigualdad. Angela Davis ha argumentado que la lucha por la liberación de las mujeres, las personas racializadas y la comunidad LGBTIQ+ es inseparable de la lucha contra el capitalismo [1]. Por lo tanto, descalificar estas luchas es ignorar su potencial revolucionario.
En conclusión, las férreas críticas a las luchas identitarias reflejan una comprensión limitada de la intersección entre las opresiones de género, raza y sexualidad con las estructuras económicas del capitalismo. Para construir una izquierda verdaderamente transformadora, es esencial reconocer y apoyar estas luchas como parte integral de la lucha contra el neoliberalismo y por una sociedad más justa y equitativa. Hay que enfrentarse hoy a propuestas que proponen “purismos” en las luchas revolucionarias… de ahí a marxismos machistas, homofóbicos, aporofóbicos o racistas, hay sólo un paso, un peligroso paso, si lo duda, pregúntele a los Comunistas MAGA.
[1]: Davis, Angela. *Mujer, raza y clase*.
[2]: Mariátegui, José Carlos. *Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana*.
[3]: Davis, Angela. *Freedom Is a Constant Struggle*.
[4]: Crenshaw, Kimberlé. *Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence against Women of Color*.
* Político, periodista, comentarista de lo que usualmente todos comentan, a veces mamador de gallo, otras veces también. @TitoGomezCo